Hélices

sábado, 27 de junio de 2009

Vuelve.

Cada vez está más lejos, el globo sigue subiendo hacia el limbo, alejándose así más de mí. Me gustaría volar tan alto como este y poder recuperarlo, volver a tener al globito que tanto anhelo, pero no puedo, me limito a dar torpes saltos con ansia y a elevar mis manos para intentar atraparlo, traerlo conmigo de vuelta. Ya apenas puedo verlo, esta distante, pero los recuerdos con este son ahora más fuertes.

En mi memoria quedaría grabado con ímpetu aquellos tiempos en los cuales me desahogaba con mi globito narrándole mis penas, me divertía con mi globito haciendo garabatos sobre él, y conservaba a mi globito como el más preciado de mis tesoros. Pero lo cierto es que ahora nada era igual, la esfera seguía alejándose de mí y la culpa era mía, solo mía pues lo había soltado.


CarlosBlack93...

viernes, 19 de junio de 2009

Sinfonías que envenenan.


Aún podía escucharla, mi subconsciente recordaba todos sus acordes, todas sus notas. Había intentado olvidarla pero era improductivo. Sabía que no era una melodía corriente, al menos no para mí. La sinfonía tenía demasiados recuerdos guardados en su interior, recuerdos que necesitaba olvidar para vivir en armonía. El cargo de conciencia me estaba matando, no podría aguantar mucho más tiempo en esas condiciones. Conocía la única forma de dejar en el tintero la tinta reseca, tendría que pagar un escaso precio como signo de penitencia por el daño que había causado, por eso salté, me lancé al vacio siguiendo los pasos de ella, saltando del mismo acantilado.

En cuestión de segundos estaba en el piélago, la furia de las olas se revelaba contra mí ser, castigándome por haberlas condenado al peor de los castigos. Y entonces la vi, el tiempo y el agua solo habían conseguido vedarle un poco la pintura, pero seguía intacta y sonriente, y yo estaba al corriente del motivo de su mueca. Había estado esperando ese momento demasiado tiempo y ahora se vengaría, disfrutaría de mi muerte. Su melodía sonaba con más fuerza en mi cabeza, y volví a arrepentirme de haberla lanzado, pues su rabia provocó que ella se tirara. Contemple sin aliento alguno la cajita de música y pude ver la fría mirada de la bailarina, con el consuelo de que pronto vería a su dueña.

Carlosblack93....

jueves, 18 de junio de 2009

Tormenta.




Llueve, las gotas de lluvia golpean mi ventana, produciendo un sonido por sí mismo relajante, un relámpago ilumina la estancia, cuento tres y su estruendo le persigue, la velocidad del sonido regular aumenta, cada vez más, entrando inconscientemente en el espacio cerrado de mi mente, aquel espacio que en su día yo mismo cerré con cadenas, cadenas de hierro, aparentemente irrompibles, pero cadenas, que la tormenta estaba destrozando. La primera imagen se escapa y llena mi sentido por completo, produciendo alegría, felicidad, emoción, ya han pasado 3 años desde entonces, pero parece ser que el instinto humano sabe conservar demasiado bien los recuerdos, disfruto del momento, parece que fue ayer mismo cuando nos hicimos la primera foto, recuerdo como ibas vestida, tu peinado, tu sonrisa.

Un trueno mayor que el anterior me hace volver a la realidad, estoy en el Messenger, contesto a la gente sin ser consciente de lo que escribo, estoy allí, estoy en el sitio que había cerrado para no dañarme, sitio que ahora estaba abierto, de par en par, y del cual comenzaban a brotar todos los recuerdos, estaba loco, solo conseguiría hacerme daño, era un grito al dolor, era masoquismo. Intento volver a cerrar ese espacio, lo intento con todas mis fuerzas, pero es demasiado tarde, la primera lágrima ha sido derramada. Entonces vuelve la pesadilla, el pensamiento que había estado encerrando durante mucho tiempo, pensamiento que ahora salía con más fuerza que nunca, aun era abstracto, incorpóreo, pero por mucho que me doliera sabía que era real. Hoy mismo habían comenzado los preparativos, preparativos para tu despedida, preparativos para el temible día, preparativos cuya única función era hacer más ameno el sufrimiento, preparativos para una fiesta, una fiesta no común, una fiesta melancólica.

Un zumbido me hace volver a la realidad, miro la pantalla del ordenador y leo el mensaje, doy las gracias por recordarme que mañana hemos quedado a las 12:30, y me vuelvo a esfumar, esfumar al sitio prohibido, al sitio del dolor.

Noto mi cara humedecida, las lágrimas resbalan lentamente por mi rostro, deseo con todas mis ganas parar el tiempo, que todo se quede como ahora está, contigo a mi lado. Me arrepiento de todo el tiempo perdido, de todas las discusiones sin sentido, y me vuelvo a arrepentir de haber abierto el baúl de los recuerdos.

Mi respiración se dificulta, los latidos del corazón laten a mayor velocidad, como la lluvia que sigue golpeando mi ventana, vuelve la rabia, rabia por no poder hacer nada, y vuelvo a odiar al destino, vuelvo a odiar a la vida.

Me falta el aire, el llanto provoca el cierre de las vías respiratorias, me siento incompetente, me siento inútil, me tumbo sobre el escritorio, noto como mi codo golpea las teclas del teclado, pero me da igual, no pienso abrir los ojos, no ahora. Todos los recuerdos salen con más fuerza que nunca, sonrío al recordar momentos que había olvidado, momentos de risas, de abrazos, de amistad.

No recuerdo cuanto tiempo paso con la mente en blanco, recordando momento tras momento, pero ahora estoy sonriendo, incluso me alegro de haber roto las cadenas, me encuentro optimista, con ganas de aprovechar cada segundo, y aunque sé que no estará con nosotros, también se qué forma y formara parte de mi, parte de mi ser, parte de mi existencia.
Me repito a mi mismo que esto no será un adiós, sino un hasta luego, y vuelvo a sonreír, poco a poco consigo abrir los ojos, vuelvo a mirar hacia la ventana, ha dejado de llover, las gotas de lluvia aun resbalan por el cristal, así como las lágrimas resbalan por mi cara, pero al fin de cuentas la tormenta ha pasado.




CarlosBlack93.