Hélices

sábado, 24 de diciembre de 2011

Analgésicos torpes.

Cada vez que tragaba mi garganta se quejaba y la sensación de desgarramiento volvía a recorrer mi boca, decidí no hacerlo, dejar que mi boca se secara, que mis labios se agrietaran y que las ganas de sed se hicieran presentes. Y conforme la sed aumentaba, mi propio sistema nervioso me tentaba, y ansiaba coger la botella de agua de la segunda repisa del frigorífico y dejarla vacía, de un trago, no obstante no lo hacía, pues en el fondo sabía que solo me haría más daño.



Solo me limitaba a humedecer mis labios con un trapo mojado en agua fría, que aunque aliviaba, también multiplicaba las ganas de ir a la cocina y coger ya no solo la botella de agua de la segunda repisa de la nevera, sino también la jarra de leche del estante de arriba e incluso el zumo de naranja agrio que llevaba allí desde la noche anterior.


Pero aún así hacia lo correcto, seguía quieto, debía esperar un rato a que el medicamento hiciera efecto.





Charlie.

lunes, 24 de octubre de 2011

The best part of my life, I promise, the best part of my live.





Me costaba respirar, las piernas me habian fallado y caí al suelo, la calle estaba vacia y las luces de las farolas daban algo de luz a la noche, la lluvia era fuerte, y pequeños riachuelos se formaban en los laterales de la carretera. Estaba empapado, pero daba igual, sentia dolor, un dolor fuerte, sentia que me desgarraban por dentro poco a poco. Y grité, grite con fuerza, grite de dolor. La ansiedad recorria mi cuerpo, necesitaba abrazarla, necesitaba saber de ella, y volví a gritar, esta vez mas fuerte, y la calle repitió mi grito. Y permanecí inmóvil durante un buen tiempo, mudo, impotente y sin saber que hacer. Y cuando recuperé el aliento y las piernas me volvieron a funcionar, me levanté y seguí, sabiendo que dentro de un tiempo sucederia algo parecido. Siempre era así, era una especie de ciclo, algo parecido a un globo, un globo que explotaba cuando no cabía mas aire dentro de él, una burbuja, mi burbuja. 



Charlie soñaba con ser una hélice.

martes, 11 de octubre de 2011

Huracán en Nunca Jamás.


Mi estado de animo era como una montaña rusa, había días que todo me parecia maravilloso y otros en los que no me apetecia hacer nada. Sospechaba que estos cambios de humor estaban estrechamente relacionados con los cambios que mi vida sufria. Maduraba, de golpe, y realmente no se hasta que punto eso era bueno. Me enfrentaba a la realidad por primera vez en mi vida, al mundo que me había empeñado en no ver, no todo sale bien siempre y me acababa de dar cuenta. Y de golpe adiviné que hay veces que es mejor tirar la toalla, que nunca sabrás quien estará siempre contigo, que hay que anteponer tus intereses a los de los demás, que hay que hacer daño si no quieres que te dañen.

Cambiaba, y aunque una parte de mi luchaba con todas sus fuerzas por no hacerlo otra actuaba como un catalizador acelerando el proceso.



Black Dos, digo Carlos .

martes, 13 de septiembre de 2011

De casualidad te conocí, de casualidad amo las casualidades.

La vida está llena de decisiones, no está nada escrito, sino que es cada persona quien redacta su historia, eliges como vivir, donde vivir, y lo más importante con quien vivir.


El hombre es un ser social por naturaleza, a lo largo de su vida conoce a muchísima gente, la mayoría al igual que entran en nuestras vidas salen, sin embargo, otros dejan huella, tal vez porque tienen algo especial, tal vez porque vives momentos importantes con ellos, porque se preocuparon por ti, porque compartisteis secretos, superasteis problemas juntos o simplemente porque sin saber realmente como despertaron en ti sentimientos que otros no consiguieron.

La mayoría de la gente piensa que no se puede saber si algo va a ser o no para siempre, que no se puede distinguir si una persona va o no va a dejar huella en tu vida, yo pienso que no es así, que en verdad si se puede, que desde el primer momento en el que conoces a una persona sabes si va o no va a ser importante, hay algo aparentemente extraño que te hace sonreír la misma noche que los conoces y a partir de ahí el sentimiento va creciendo. Y van pasando las horas, los días, los meses y los años, y cada vez el sentimiento es mayor, has vivido más momentos, has reido más con ellos, y también has llorado más con ellos, los conoces, conoces sus virtudes y también conoces sus defectos, sin embargo, los quieres tal como son, has descubierto que puedes confiar en ellos, has descubierto que cuando las cosas van mal necesitas recurrir a ellos, y sobretodo has descubierto que lloras por ellos, que te importan y que son parte de tu vida.

Y puede parecer que el tiempo y las circunstancias de la vida van rompiendo y alejando esa amistad, que la distancia trae el olvido, pero si te pones a pensarlo en verdad eso es imposible que suceda, claro que es inevitable que todo permanezca en su sitio siempre, pero sabes que por muchos kilómetros que os separen o por mucho tiempo que pase, todos esos recuerdos quedarán dentro de ti siempre, sabrás que podrás contar con esas personas y que acudirás a ayudarlas si estas te lo piden, en el fondo sabes que por muchos enfados que existan estos se arreglaran tarde o temprano, porque pasaste una de las mejores etapas de tu vida con ellos, porque te hicieron feliz, porque crecisteis juntos, porque aprendiste valores con ellos y os apoyasteis mutuamente, porque hubo risas, hubo juegos, porque gritasteis y cantasteis juntos, porque pasasteis días, tardes y noches juntos, en definitiva, porque vivieron contigo, porque marcaron tu vida, porque son tu historia.

Fdo: Carlos.

martes, 9 de agosto de 2011

Pecados capitales 2: Pereza.


Mis párpados se abrieron hace apenas cinco minutos, la luz está apagada y yo sigo en la cama. El sol aún no ha terminado de salir pero la oscuridad ya no es completa. Hace frió, la ventana está abierta y el aire entra en el cuarto. Podría levantarme y cerrarla, la tengo al lado, pero no lo hago, me quedo tumbado y me envuelvo aún más en el nórdico. Mis ojos se empiezan a acostumbrar a la oscuridad, las cosas están donde las dejé ayer, nada ha cambiado, todo sigue igual.


Hoy no me apetece levantarme, no tengo voluntad para hacerlo, no saldré del tálamo en todo el día, está decidido. Cierro los ojos e intento dormir de nuevo, no lo consigo. Ha empezado a llover y pequeñas gotas consiguen alcanzarme, no me importa, es agradable.

Intento no pensar en nada pero resulta imposible. Creo que estoy llorando, o igual solo son restos de lluvia, da igual no pienso comprobarlo, me da pereza incluso secarme.

Hoy no soy persona, no existo. Hoy soy frágil, podrías romperme tan solo soplándome. Hoy soy amargo, como el café que solía tomar contigo los sábados por la tarde.


Escrito desde Carlow, Irlanda.


Black 2

miércoles, 20 de julio de 2011

Pecados capitales 1: Lujuria.


La habitación se encontraba iluminada con una luz tenue proveniente de una hilera de pequeñas velas rojas situadas en los rincones del cuarto, a través del ventanal se podía observar la noche, alumbrada por las estrellas y la luna, la cual se encontraba en cuarto menguante y cuyos rayos de luz se reflejaban en el cuarto.

El incienso se hallaba encendido en la mesilla de noche situada en el lado izquierdo, provocando que la habitación oliese a vainilla, la botella de vodka estaba ya prácticamente vacía y en las sabanas de la cama se podían ver manchas provocadas por la bebida. Emma y Tom llevaban brindando unos veinte minutos y el alcohol empezaba a realizar sus efectos.

-Por el perro del señor Robin- dijo Tom entre risas al quedarse sin argumentos por los que brindar.

-Venga ya, sabes perfectamente que siempre odié a ese perro- Emma puso los ojos en blancos y finalmente accedió, el choque entre los vasos se produjo y seguidamente ambos se acabaron el licor de un trago.

Tom miró la botella y comprobó que solo quedaba bebida para un brindis más - ¿El último?- sin esperar respuesta rellenó los vasos y miró a Emma a los ojos.

-Por nosotros- susurró ella tímidamente sin apartar la mirada, bebieron de nuevo y el sonido de los vasos al ser depositados en la mesa inició un largo silencio.

-Esto está mal- dijo Tom, se notaba tensión en el ambiente, se moría de ganas por lanzarse a su boca pero sabía que no debía hacerlo pues tendría consecuencias y no precisamente agradables.

-¿De qué me hablas?- contestó Emma haciéndose la tonta, se acercó más al rostro de Tom dejando un estrecho hueco entre sus rostros, claro que sabía que lo que estaba a punto de suceder no era lo más correcto, que ambos tenían su vida, su familia, pero también sabía que acabaría pasando, hacía mucho tiempo que no se dejaba llevar por lo que sentía, hacía mucho tiempo que no reía, hacía mucho tiempo que no disfrutaba. –Nadie tiene porque enterarse, quedará entre nosotros- se lanzó a los labios de Tom y ambos se fundieron en un apasionado beso.

Sus pulsos comenzaron a acelerarse y el calor inundó la habitación, en cuestión de segundos se encontraban desnudos y poco después comenzaron vivir, a tener lujuria, pasión y libertad.

Cuando todo terminó se quedaron abrazados, sin decir nada, sabían que no habían actuado bien pero ya era tarde para lamentaciones, se dormirían y al día siguiente sería como si no hubiera pasado nada, como si todo hubiera sido un sueño, un sueño con olor a vainilla.


Charlie

martes, 5 de julio de 2011

Tú.


Sinceramente, no se que es exactamente lo que siento por ti. Hablar de sentimientos es algo demasiado relativo y complicado. Podría decir que te quiero, pero, ¿Qué es querer?, podría incluso decir que te odio, pero, ¿Qué es odiar? No obstante, no hay duda de que me importas.

Sin quererlo condicionas cada uno de mis actos, te has convertido en una parte de mí, permaneces en mi mente cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo.

Haces que aparezca ese cosquilleo agradable en mi tripa cada vez que te veo y me provocas una risa nerviosa cuando miro tus ojos, cuando toco tu pelo, cuando siento tu aliento, cuando rozo tu boca.

Black Dos
 
"Entrada escrita hace bastante tiempo que he encontrado hoy en uno de mis cuadernos de notas"

sábado, 11 de junio de 2011

Sorpresas.

Y allí estaba otra vez  después de tanto tiempo, de pie sin paraguas y empapado, dejando que la lluvia callera sobre mí. Llevaba días conteniéndome para no ir pero mi fuerza de voluntad se había agotado, necesitaba ver ese árbol de nuevo, necesitaba comprobar si todo fue real o simplemente un sueño, y sinceramente las iniciales que estaban grabadas en la corteza de ese árbol eran la única prueba de que hace tiempo hubo algo entre ella y yo.
No sabía exactamente que iba a pasar por mi cabeza al ver las inscripciones, no sabía si iba a sentir pena, rabia o nostalgia, pero nunca me hubiera imaginado ver lo que vi, un escalofrió recorrió mi cuerpo e incontrolablemente de mis ojos comenzaron a brotar lagrimas, debajo de las iniciales y con una caligrafía que hubiera reconocido por mucho tiempo que pasase estaba escrita una frase.
“Te echo de menos”

Charlie

miércoles, 18 de mayo de 2011

Metas.


Y claro que cuesta, y claro que sufres, y claro que te planteas tirar la toalla, pero no cabe duda de que la recompensa merece la pena.

Seguir escalando, poco a poco, día a día, más rápido o más deprisa, no importa, simplemente seguir subiendo, seguir persiguiendo vuestros sueños, seguir luchando, aunque duela, porque cuando estéis en la cima y miréis hacia abajo, no os podréis sentir más orgullosos de vosotros mismos, lo habréis conseguido, lo habréis logrado, habréis vencido.

Charlie
 
Black Dos.

lunes, 18 de abril de 2011

Te echo de menos.

Te echo de menos, echo de menos tus risas, echo de menos tus ojos, echo de menos tu voz. Y por increíble que suene aún no me he acostumbrado a esto, aun no me lo he creído del todo, aún te sigo incluyendo en los planes de los fines de semana, aún marco decidido tu antiguo número de teléfono y cuelgo al darme cuenta que hace ya bastante tiempo que ese dejo de ser tu número, y aún sigo pensando que vives unas cuantas calles por debajo de mi casa aunque la verdad sea que vives unos cientos de quilómetros más lejos.

Sé que no hemos perdido el contacto, se que nos seguimos teniendo, sé que puedo contar contigo para todo, sé que me quieres, sé que me querrás siempre y sabes que no hace falta que nos digamos todas esas cosas para saberlo, pero a pesar de todo te echo de menos.

Echo de menos verte prácticamente todos los días, echo de menos que aparezcas por las tardes en mi casa, echo de menos transformar los problemas en chistes contigo, echo de menos las noches de fiesta, echo de menos tus consejos, echo de menos tu olor, echo de menos tus cambios de humor, echo de menos tus lagrimas, echo de menos tus retos, echo de menos tu orgullo y echo de menos hasta el más grande de tus defectos.

Y claro que todo esto también tiene sus cosas positivas, claro que ahora aprovechamos mas el tiempo cuando nos vemos, que discutimos menos, que valoramos más las cosas, pero aún así te echo de menos, y por echar de menos, echo de menos hasta nuestros enfados, echo de menos que me grites, echo de menos que me insultes, pero sobre todo echo de menos nuestras reconciliaciones.

Se puede decir que nos conocemos demasiado, que sabemos las intenciones que tiene el otro con solo mirarnos a los ojos, sabemos que somos muy parecidos, que nos cuesta mucho expresar lo que sentimos, que tenemos demasiado orgullo, que tenemos un comportamiento un tanto peculiar, pero también sabemos que nos queremos, que nos necesitamos y que siempre vamos a estar juntos pase lo que pase, independientemente de la distancia que nos separe.

Y por si aún no te había quedado claro, ahí va una vez más. Te echo de menos.


Pt: Esto pasa por ponerse a ver fotos a las 3 de la mañana un domingo de semana santa.
Pt2:  no me mates por esto.

Black 2

lunes, 21 de marzo de 2011

lunes, 7 de marzo de 2011

La fruteria de la calle Serrano.


Realmente era divertido, cualquier persona pensaría que estaba loco, que se le había ido la cabeza por completo, pero todo tenía sentido, todo.

Desde pequeño se había criado en la frutería de sus abuelos, pasaba un día tras otro rodeado de frutas, había aprendido a conocerlas, a saborearlas, a disfrutar de ellas. Cada fruta tenía su virtud, pero esta iba acompañada de su defecto.

Y como todo el mundo sabe, hay frutas que se parecen más que otras, las naranjas y las mandarinas suelen ir de la mano, sin embargo, los Kiwis y las sandias tienen un sabor muy distinto.

No se puede decir que tuviera una fruta favorita, no obstante, tenía sus preferencias.

-Buenos días muchacho-

-Buenos días Don Fernando, usted tan puntual como todos los sábados, las ocho y trece, ni un minuto más ni un minuto menos- dije mientras comprobaba la hora del reloj que colgaba encima de las naranjas.

-Hay que organizarse muchacho, hay que organizarse el tiempo, que no falta, ni mucho menos.-

-Ya sabes que yo soy de vivir el momento Don Fernando- dije mientras sonreía y me giraba en busca de una bolsa para servirle.

-Quien tuviera tu edad para vivirlo muchacho, quien la tuviera. Pero con mi edad no se puede vivir el momento, son demasiadas responsabilidades, y a uno le empieza a doler la espalda, ya puede ponerse usted a hacer ejercicio si no quiere acabar como yo, que digo como yo, mucho peor yo a tu edad buenos músculos que tenia, todas las mozas detrás mía que iban. Y venga muchacho, que el tiempo vuela y a las nueve tengo que volver a casa que la señora esta en cama.

Solté una pequeña carcajada, que gran hombre Don Fernando, que gran hombre. – ¿En cama está? Dígale de mi parte que se mejore.- Le decía mientras le ponía sus dos kilos de manzanas. Era sábado, y Don Fernando todos los sábados quería manzanas.

-Si muchacho, en cama esta, no se preocupe que yo se lo diré de su parte.

-Aquí tiene Don Fernando, las más frescas. Le puse también unas cuantas cerezas que me consta que a Doña Juana le gustan.

-Gracias muchacho, aquí tienes.- Dijo mientras me entregaba el dinero. –Que pase usted un buen día.- Y salió de la tienda con sus bolsas en la mano derecha.

-Buen día.- Sonreí.

Me acerque a las manzanas, y las observé en busca de una madura. La encontré enseguida y la mordí, nada mejor que empezar un día comiendo manzanas.

Charlie